domingo, 3 de abril de 2011

Diagnóstico

El personal médico puede utilizar una serie de exámenes clínicos que le permitan no sólo realizar el diagnóstico de un trastorno alimenticio y corroborarlo, sino también medir el alcance de sus efectos.

Sin embargo, la divulgación de estas patologías, la expansión de la preocupación por las mismas a
nivel social y la circulación de información no confiable al respecto han derivado, tanto en una promoción de la sintomatología como en un sobrediagnóstico. Así sucede, por ejemplo, con algunos desórdenes transitorios de la adolescencia –como la falta de regularidad menstrual- o con conductas de riesgo que no derivan necesariamente en un cuadro de trastorno alimenticio.

 De igual modo, puede haber desnutrición como consecuencia de otros trastornos psicológicos, tales como depresión y algunas patologías de tipo esquizoide. A su vez, la desnutrición provocada por anorexia puede tener como consecuencia trastornos psicológicos secundarios importantes. De ahí que establecer el diagnóstico no debe reducirse a una serie de exámenes de laboratorio; debe llevarse a cabo con calma y teniendo en cuenta la variedad de factores que influyen en la aparición de un trastorno alimenticio y su desarrollo. Cada paciente requiere una escucha cuidadosa y personalizada que derive en un diagnóstico integral y en una terapéutica oportuna de acuerdo con el mismo.

La entrevista psicológica es de gran importancia para confirmar el diagnóstico de  trastorno alimenticio, evaluar la situación de riesgo, indagar sobre factores desencadenantes de las conductas sintomáticas e iniciar los primeros pasos del proceso terapéutico.

Resulta sumamente útil para conocer el estado emocional del o la paciente, explorar el funcionamiento mental y los rasgos de carácter, los conflictos básicos, las dificultades actuales, las relaciones con la familia y los pares y las actividades que lleva a cabo, entre otros aspectos.

Preguntas referidas sobre la actividad física desarrollada y a la percepción de su propio cuerpo son de gran utilidad para el establecimiento del diagnóstico diferencial; en los trastornos alimenticios se suelen negar la enfermedad, la pérdida de peso –en el caso de la anorexia– y las conductas patológicas –en el de la bulimia–, se teme engordar, siempre hay sensación de estar lleno de comida y, a veces, los intereses se reducen a temas asociados a la imagen, la delgadez, etcétera.

A su vez, las manifestaciones corporales que pueden indicar el padecimiento de anorexia corresponden a las de una alimentación insuficiente. Es necesario realizar los exámenes pertinentes para el diagnóstico diferencial con diabetes, tumores endocraneanos, colagenopatías, tiroidismos y embarazo.
En el caso de ser vomitadores es necesario detectar signos físicos como los mencionados y signos digestivos como pancreatitis, esofagitis, dilatación gástrica, constipación o ruptura del tubo digestivo.

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